-Okay,
nos vemos a las 7pm en la puerta del centro comercial, comemos algo rápido y
vemos esa película que tanto quieres ver- le dice una chica a su
novio.
Son las
6:30, y ella comienza a entrar en un estado de depresión: No quiere llegar
tarde, pero esa blusa la hace lucir gorda, su cabello no está cooperando y el
maquillaje ya se está corriendo del estrés.
Al llegar
las 7:30 ella llega apurada, inventa mil excusas para no quedar “tan mal”.
Tiene hambre, pero mejor entran al cine porque es la última función de ese día
para la esperada película.
Compran
palomitas y gaseosas que valen más que la entrada al cine y terminan
acomodándose en el extremo de una de las filas de butacas.